En un mundo cada vez más conectado, el IoT y la IA están revolucionando la forma en que las empresas industriales operan, toman decisiones y generan valor. En esta entrevista, hablamos con Cecilia Guerra, CDO de Alhona, que nos explica cómo los datos y la IA transformarán la industria: desde la optimización de procesos hasta modelos de negocio inteligentes y proactivos.
Como CDO de Alhona, ¿cuál crees que es el valor principal que obtenemos de extraer el mayor volumen de datos con el Internet de las Cosas?
El verdadero valor del IoT no está solo en recopilar datos, sino en transformarlos en conocimiento práctico que impulse la eficiencia operativa. No se trata únicamente de medir lo que ocurre, sino de identificar patrones, predecir comportamientos, minimizar tiempos muertos, anticipar cuellos de botella y, en definitiva, tomar decisiones basadas en hechos, no en suposiciones.
Pero el impacto va mucho más allá. La integración de datos a lo largo de toda la cadena productiva es clave para desbloquear su verdadero potencial. Muchas compañías aún gestionan sus datos de manera aislada, en distintos sistemas y por departamentos. La integración de todas esas fuentes de datos combinadas con un IoT masivo permite poner los datos en contexto y crear una visión 360º del proceso en tiempo real. El resultado: mejora en la eficiencia operativa, anticipando la respuesta a posibles problemas, optimizando los recursos y aumentando la competitividad de la empresa.
2. ¿Cómo transforman estos datos la toma de decisiones?
Ya no se trata de que los datos ayuden a tomar mejores decisiones humanas. Estamos entrando en una era donde las propias organizaciones se convierten en sistemas de decisión autónomos, impulsados por inteligencia artificial y redes de información interconectadas.
Gracias al IoT conectamos el mundo físico con el digital, lo que nos permite saber lo que sucede en nuestras fábricas con todo el detalle y en tiempo real. Si a esto le añadimos IA, capas de virtualización sobre las que experimentar y una infraestructura que nos permita hacer el tránsito entre el OT y el IT, y viceversa, pasamos de interpretar lo que sucede en una fábrica a automatizar la toma de decisiones a gran escala, con un enfoque global. La IA y la virtualización, nos permiten aprender y probar millones de escenarios alternativos para decidir ejecutar automáticamente la mejor estrategia en cada momento.
Así, la pregunta ya no es cómo usamos los datos para tomar mejores decisiones, sino que los datos tomen decisiones por nosotros, generando modelos de negocio ágiles y flexibles que evolucionan de manera autónoma.
3. Ponnos un ejemplo de cómo esta explotación de datos mejora la eficiencia de los procesos.
La IA aplicada al mundo físico es el verdadero game-changer en la industria. Uno de los casos más disruptivos es el uso de IA y modelos de optimización para la hiperpersonalización de la producción en tiempo real. Se trata de líneas de producción que se autoajustan dinámicamente para fabricar productos únicos según el cliente y las condiciones del mercado.
En sectores como la cosmética, la alimentación o la química, la IA redefine fórmulas sobre la marcha en función de la disponibilidad de materias primas, las preferencias del consumidor y hasta las condiciones climáticas que afectan la estabilidad de los ingredientes. Todo esto, optimizando costes, reduciendo desperdicios y adaptando cada producto a la demanda.
Incluso en la industria farmacéutica y de materiales avanzados, donde la IA diseña nuevas fórmulas y procesos de producción en tiempo real, acelerando la innovación sin largos ciclos de prueba y error.
4. ¿Cómo visualizas que evolucionará el uso de los datos en las empresas?
Cada vez más, las empresas se moverán hacia la hiperconectividad, convirtiéndose en organizaciones cognitivas donde los datos sirven no solo para analizar el pasado o predecir el futuro, sino que se convierten en el activo clave para que los modelos de IA reconfiguren continuamente la forma en que las empresas operan y generan valor.
Además, se verá un mayor uso de la IA y los gemelos digitales que permitirán que una empresa pueda probar y simular infinitas configuraciones de negocio en un entorno virtualizado, antes de implementarlas en el mundo real, reduciendo drásticamente el riesgo y acelerando la innovación.
También veremos el auge de los mercados autónomos, donde los datos de múltiples empresas se interconectarán en plataformas descentralizadas basadas en blockchain e inteligencia artificial, permitiendo que la oferta y la demanda se equilibren sin intervención humana. Esto significa que, en el futuro, las empresas no competirán solo por producto o servicio, sino por la calidad de sus modelos de IA y su capacidad de interpretar y actuar sobre los datos más rápido que su competencia.
La era de las empresas digitales se está quedando atrás. Estamos entrando en una nueva era, la era de las empresas auto evolutivas, donde los datos no solo informan decisiones, sino que las ejecutan y optimizan de forma continua.